El reconocimiento facial y la protección de datos

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Estamos seguros que has oído hablar del reconocimiento facial, pero ¿sabes realmente lo que es y en qué consiste? ¿y los datos que ofrece? Pues bien, vamos a hablar de ello, así que presta atención. 

El reconocimiento facial nació en 1960, gracias al matemático Woodrow Wilson Bledsoe quien desarrolla un sistema que permite clasificar fotos de rostros usando una tableta RAND, un dispositivo de coordenadas tanto horizontales y verticales en una cuadrícula, con un lápiz óptico que emitía una especia de pulsos electromagnéticos para poder leerlo. Estas métricas se pasaban a una base de datos y si el sistema recibía una vez más la foto de una persona, era capaz de recuperar la imagen de la base de datos que más se pareciera a esa persona. Como todo, se han ido mejorando las técnicas de reconocimiento facial, y en la actualidad es un software biométrico el que registra la cara de forma matemática cada característica facial de cada persona, y almacena sus datos como si de una huella se tratara.  

Hace unos años fue Facebook, quien utiliza este sistema para poder identificar personas que aparecen en las fotos y poder etiquetarlas. Lo que demuestra que es un sistema que tenemos mucho más normalizado de lo que pensamos. 

Pero no todo iba a ser bueno, mientras su uso se hacía más común, muchos detractores salieron a avisar de los peligros que podía traer esto, de hecho, en 2019 San Francisco, se convirtió en la primera ciudad en prohibir el uso de este tipo de reconocimiento por parte de la policía, y a continuación esta prohibición se extendió por toda California. Si te preguntas porqué, es porque este tipo de reconocimiento hace uso de unos datos sensibles, los biométricos que están protegidos tanto por el LODP y el RGPD, por lo que se debe de tener un consentimiento del usuario, y podrían ser datos expuestos en caso de un ciberataque. Además, surge la duda, de si el uso de las imágenes es usado para la lucha contra la delincuencia o bien, se puede utilizar para controlar a la población. Se necesitaría una normativa muy específica que controle esta tecnología, ya que un mal uso podría valer para detectar personas que por ejemplo están de baja y no deberían de estar, por lo que sería una fuente golosa para las empresas, con lo que se pasaría la delgada línea de la intromisión de la vida privada de las personas, un tema delicado en el que sería demasiado fácil cruzar la línea entre el bien y el mal. 

Debería para su buen uso tener una regularización y de control también por parte de la protección de datos, y es complicado de hacer, aunque por parte de expertos de inteligencia artificial de la UE, intentan adaptar la normativa y las tecnologías que usaban datos biomecánicos intentando proteger esta información tan sensible de los ciudadanos sin comprometer el desarrollo tecnológico. Y tú, ¿qué opinas? Puedes comentar justo debajo lo que piensas de un tema tan sumamente sensible.

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