No hay que desanimarse por la crisis, pues nada está perdido. La era 2.0 puede ser la gran oportunidad de ascender, de crecer, de dar un salto personal y/o profesional, tras perder la estabilidad que nos tenía tal vez adormilados. Despertarnos tras un gran temblor donde, al moverse el suelo, ya no hay como aferrarse a aquello que nos daba tranquilidad en el pasado. Es el momento de desechar la opción de venirse abajo, deprimirse o intentar evadirse del problema, por el contrario, actuar con valor, saltar a la red en parapente y verlo todo desde una más amplia y atractiva perspectiva.
Si, lo sé, los índices de paro están por las nubes, rozando el 25%, y tanto las compañías como los nuevos emprendedores buscan donde sentar las bases para lanzar nuevos proyectos. También los profesionales buscan donde y como presentar su candidatura a este nuevo estilo que el entorno 2.0 introduce en el mercado, con nuevos perfiles como manager de marketing digital, responsable web, estratega digital, manager community, especialistas en diseño web, editores web, blogueros, especialistas en posicionamiento, entre otros términos que muchos dábamos de lado.
La combinación de los servicios que cada cual según su formación formal, técnica o comercial pueda ofrecer, añadido con algún que otro idioma y unido a las nuevas tecnologías, puede llevarnos a superar con creces cualquier crisis local, pues la globalización, gracias a internet, nos permite ser emigrantes sin salir de casa, servir o trabajar allá donde está el “boom” sin preocuparnos de futuras crisis, pues, como dolorosamente nos ha enseñado el capitalismo, podremos ir donde más nos sea rentable.
Ojalá también haya quien opte por ir donde más nos necesitan. Sin entrar a juzgar la falta de moralidad de este modelo capitalista, “que haberla haila”, lo que sí creo importante es apostar por la autonomía y la asociación libre, para no depender nunca más de aquellos a quienes, como seres humanos que somos, no les importamos.
Por poner un ejemplo, si soy una asesoría o una empresa de marketing, o un fabricante de calzado, y me quede sin clientes en mi zona, o en toda España, pues me asocio o contrato un servicio de marketing digital, también diseño y posicionamiento web, un servicio de redacción y traducción de contenidos, ofreciendo mis servicios o productos en Brasil, Canadá o Australia, a ver donde salta la liebre.
Con muy poca inversión estaré compitiendo con los grandes por un pedacito de la tarta global. Y es que, como ya demuestran nuestros deportistas, somos la élite cuando hacemos equipo.
Si mi empresa logra vender mis productos alimenticios, o tecnológicos, o de asesoramiento comercial, también generaré más trabajo para mis asociados, que al ser independientes y autónomos, no solo viven y dependen de mi suerte sino que tienen otras muchas posibilidades locales, (de los que siguen o me dieron el ejemplo) y fuera, de empresas que hace tiempo consiguieron el éxito en este área. Así de fácil.
No hace falta saber de todo para triunfar, más bien, una buena dosis de iniciativa, creatividad y determinación para que nuestro proyecto tenga éxito, asociándonos con aquellos profesionales que nos puedan ayudar a llevarlo a cabo y la oportunidad que nos otorgan los servicios autónomos. La era 2.0 puede ser la panacea para solventar esta crisis, y tal vez, las que estén por venir.