No es extraño ver a turistas pasear por el centro de La Orotava. Casas centenarias y adoquines que se cubren de flores en la celebración del Corpus Christi componen el paisaje. Es un lugar de tradición, para observar con calma, donde cada recodo esconde una historia. Es otro tipo de turismo en Tenerife, se aleja de la costa y se adentra en la isla buscando la esencia Canaria que no encuentra en la tumbona.
El adoquinado decora todas las calles del casco histórico, y nos guía por los rincones más emblemáticos del municipio. La Casa de Los Balcones, situada en la calle San Francisco, es una edificación construida en el siglo XVII. Su fachada está dominada por los balcones tradicionales, que se adornar de coloridas flores. La belleza artística del patio interior de la casa, y del resto de dependencias, son el perfecto homenaje para la artesanía del lugar. Al salir de la antigua residencia, un poco más arriba, y en la acera de enfrente, nos encontramos con la Casa del Turista. Es el mejor sitio para informarnos y dejarnos aconsejar sobre el itinerario más apropiado para descubrir esta ciudad norteña.
Unas imponente gárgolas custodian la Iglesia de la Concepción. Esta edificación, que tiene su génesis en una antigua ermita, es Monumento Histórico – Artístico Nacional y una muestra vigente del estilo barroco más vistoso de las islas. Otro motivo religioso impulsó la creación de Los Jardines Victoria, ideado para albergar el mausoleo del Marqués de la Quinta Roja, Diego de Pinte, a quien se le negaba la sepultura cristiana por pertenecer a la masonería. El jardín tiene forma escalonada, se asciende de terraza en terraza hasta llegar a la parte más alta. Desde ahí tendremos una vista panorámica de todo el complejo y de su cuidada decoración floral. El parque comparte espacio con la terraza de Casa Egón. Esta confitería se diferencia por elaborar dulces y postres de forma tradicional.
Sin duda, la mejor época para visitar La Orotava es durante la festividad del Corpus Christi. El día de las alfombras, la plaza del Ayuntamiento se tiñe de arenas volcánicas para conformar un tapiz que tarda un mes en hacerse. El balcón del recinto municipal es el lugar idóneo para apreciar toda la majestuosidad de la obra. Está abierto al público desde el día anterior a la celebración. El resto de calles también está cubierto bajo un manto de flores. Su olor, junto con el del brezo, recorre las calles el jueves, el día secularmente reservado para este festejo. El fin de fiesta lo protagoniza el Baile de Magos y la Romería. Es el momento en el que el pueblo disfruta, cuando todo el mundo viste con la indumentaria típica y baila al ritmo de la música tradicional canaria.