Cuando sopesas poner un tipo de riego, debes de sopesar cuál es el más ventajoso para tu tipo de plantación. En este caso, el riego que más ventajas tiene, es el riego por goteo. Este tipo de riego, frente a otros métodos de irrigación, eliminan la posibilidad de que se derrocha mucha agua por el suelo, manteniendo la humedad en el terreno, generando una alta eficiencia en lo que al uso del agua se refiere, y de esta forma también prevenir el crecimiento de malas hierbas y de enfermedades de plantas.
En este tipo de riego, se puede integrar de una forma sencilla los sistemas de fertirrigación y generar una automatización en el riego.
En sistemas de riego más tradicionales, el agua se extiende por todo el terreno sin discriminar zonas, ya se esté regando por aspersión o bien por inundación, que por otra parte genera una pérdida de agua muy significativa. El riego por goteo, es un tipo de riego más actual y acorde al tipo de suelo y plantas a las que se tiene que abastecer, ya que se hace directamente a la zona radicular de la planta.
El principal problema al que tenemos que hacer frente al diseñar un sistema de riego por goteo es, saber hacer la combinación correcta entre los emisores y su distancia, el número de estos que necesitas y saber cuánto caudal necesita el suelo en el que tienes tu cultivo. De hecho, dos de los condicionantes principales para este tipo de riego es saber realmente las características del suelo, y las necesidades hídricas del mismo y del cultivo.
La textura del suelo va a ser determinante para la distribución vertical u horizontal del agua. En suelos con un tipo arenoso el agua se va a extender más verticalmente, mientras que, en suelos arcillosos, el movimiento del agua es más de tipo lateral, resultando mucho mayor la zona humedecida.
Es decir, en el caso de suelos arenosos el espaciamiento entre goteros debe de ser menor que en los que son arcillosos.
El número de emisores a utilizar va a determinar el requerimiento del agua del cultivo y el tiempo disponible para poder utilizar el riego.
Además, el riego por goteo facilita la aplicación de fertilizantes mediante el agua. Gracias a esta forma de suministrar los nutrientes, llegan directamente a la zona radicular. Suelen estar suministrados a bajas concentraciones, pero frecuentemente para poder satisfacer todas las necesidades de las plantas.
Se ha comprobado que las raíces aumentan su absorción de agua y nutrientes en el área que se humedezca. Con lo que humedecer el suelo de forma selectiva, hace que el riego por goteo ahorre una cantidad importante de agua y un mejor aprovechamiento de fertilizantes.
Otros métodos más conservadores de riego se caracterizaban por sus grandes fluctuaciones en lo que a humedad del suelo se refiere, porque se arrogaba mucho tiempo y altas cantidades de agua. Al no ser constante la irrigación del agua, esto afecta al crecimiento de las plantas y por lo tanto al rendimiento de los cultivos. Los sistemas de riego por goteo precisamente fomentan un riego durante intervalos muy frecuentes, pero suministran pequeñas cantidades de agua. De esta forma, se mantiene un nivel de humedad constante.
El riego por goteo, facilita un estado óptimo de humedad ya que el suelo puede ser manejado y mantenido de forma sencilla, gracias a su aplicación de agua tan precisa, en relación a las necesidades del agua que tenga el cultivo. De esta forma se fomenta el ahorro del agua, y mejora tanto la productividad, así como su crecimiento.
Además, humedecer formas concretas del suelo evita que el agua se evapore en zonas fuera de las zonas humedecidas.
Si el riego por goteo está bien gestionado y se ha diseñado correctamente, también favorece una perfecta salinidad, y así lograr un menor contenido de sales en el terreno en comparación de los métodos de otros métodos de riego. Al aplicarse el agua frecuentemente y poder mantener la humedad del suelo alta, el contenido de sales en el terreno es similar a lo del agua de riego.
Además de esto, la aplicación de fertilizantes mediante el agua es mucho más diluida. Al aplicarse dichos fertilizantes con mucha frecuencia y en dosis justas, ayuda a prevenir que las plantas sufran un exceso de sales.
Aunque hay que señalar, que el sistema de riego por goteo fomenta que las sales se acumulen en los márgenes del bulbo húmedo. Por la lluvia las sales que se hayan acumulado en la zona radicular pueden causar un choque salino a las propias plantas. Para que no se den estos problemas, el sistema por goteo se debe de diseñar de forma que la distancia entre los emisores permite la superposición de los bulbos húmedos, o de forma alternativa utilizar un sistema de aspersión y de esta forma lixiviar las sales.
Si que es cierto, que también tiene desventajas, y una de ellas es frecuente y tediosa. Los poros de los emisores (aquí puedes ver todos los accesorios riego por goteo que existen) son de pequeño tamaño, y se suelen obstruir de forma recurrente. Para que esto no ocurra lo ideal es hacer un mantenimiento óptimo de todo el sistema, para que su funcionamiento sea correcto y no falte una irrigación correcta por todas las plantas.
Igualmente hay que tener muy claro como es el tipo de suelo o la pendiente que tiene para ver si se puede o no, poner este tipo de riego. Si tiene grandes pendientes o bien si es un terreno excesivamente extenso igual hay que sopesar otro tipo de riegos. Es por eso, que muchas veces es mejor ponernos en manos de profesionales, que nos asesoren sobre qué tipo de riego es el ideal para nuestra plantación, el más sostenible y el que más nutrientes aporte a las plantas, según las necesidades de terreno y de la planta en concreto.
No debemos de olvidarnos que además de cuidar nuestro cultivo o nuestras plantas, debemos siempre apostar por riegos sostenibles, que también cuiden el planeta y los recursos que nos brinda.